Cómo fue el periodismo de Lanata

Balance 2024 Dejando de lado aspectos personales, lo fundamental es saber para quién jugó, cómo y por qué y quién se sirvió de su actividad. Su «periodismo de investigación» lo encontró siempre al servicio de alguna banda de capitalistas que se disputaban las privatizaciones en los ’90 y que continúan carancheando al estado

Carismático showman del poder

Lanata no fue un héroe periodístico que enfrentaba al poder con sus investigaciones, ese mito no es atribuible a ningún periodista y menos que menos a Lanata. Que fue un vedetongo, showman o figura es innegable pero estrella del periodismo es lo mismo que ser estrella de la farándula; no importa en sí misma esa cuestión. No fue una leyenda ni el mejor, su momento estelar fue durante el 2do gobierno de CFK, con la resonancia que le daba la masividad de Clarín, luego con Macri al frente del ejecutivo entró en franca decadencia, ya que toda su oposición a la «corrupción», a los desvíos anti republicanos, a la inflación y la pobreza fue brutalmente selectiva y la mayor parte de su público tomó conciencia de sus mentirosas operaciones de blindaje protector hacia Macri.

Antes de Página 12

Con menos de 30 años, mucha pasión, pocos escrúpulos y penurias económicas rápidamente aceptó dirigir Página 12 con fondos que le proveyó el mismísimo Gorriarán Merlo que buscaba asentarse en la nueva vida institucional, con medios afines Página y Revista Entre Todos y presentarse a elecciones con el MTP (Movimiento Todos por la Patria). Los contactos habían quedado desde su paso por la revista «El Porteño», el medio estrella de la intelectualidad progresista y liberal de izquierda, fundado por Gabriel Levinas entre otros. Allí Lanata se inició, durante el gobierno de Alfonsín, con una nota sobre el fraude de la compra de la Compañía Ítalo-Argentina de Electricidad por parte de Martínez de Hoz y Videla (en dictadura) en disputa con otras empresas concesionarias del servicio eléctrico y con generales, almirantes de sectores conservadores y nacionalistas del ejército. Así, con grabaciones filtradas (como si fuese un periodista de los servicios) de una comisión de seguimiento del fraude, en diputados en 1985 apareció y se ganó un lugar.

Entre Todos, revista del MTP

Página 12

En 1987 Lanata, junto Verbitsky, Osvaldo Soriano, Pasquini Durán, arma Página 12 aporta punto de vista progre a favor de los DDHH hasta el ataque a La Tablada del MTP (Movimiento Todos por la Patria, donde llega la 1ra ola de despidos (85 trabajadores de prensa). Pergeñada por Lanata como Verbitsky, mientras sólo algún ejecutivo, como Rolando Graña (yerno de Pasquini Durán en aquel entonces) por el contrario avisaba, filtraba, que se venían los despidos de muchos periodistas. Es que después del copamiento al cuartel de La Tablada (del cual el diario dijo algo recién 2 meses después), Página bajó en los apoyos que recibía y tuvo que ajustar. Poco tiempo después, forma parte del grupo Clarín y empalma con el proyecto de Eduardo Duhalde, que años después indultará, en 2002, a Gorriarán.

Día D (AméricaTV)

Pasada la etapa MTPista, Lanata y Página 12 son controlados por Clarín y se vuelca hacia el otro ala de la sociedad: Verbitsky, agente del Partido Demócrata d EEUU en Argentina. Que coincidirá con el proyecto político duhaldista de enfrentar a Menem. Prueba de esa sociedad es que jamás se encontrará una línea de Lanata a través de Página 12 y Día D, contra Duhalde. Sólo en el caso Cóppola y en TV, en Día D (TV), tuvieron distintos posicionamientos. Pero en ese espacio, entre la progresía y el duhaldismo, Lanata tuvo su base de apoyo.

Lanata arrancó con Duhalde, luego fue con Macri
1997, operando para Cris

Investigaciones

Lanata estuvo en el lugar en donde los sectores o bandas capitalistas, enfrentándose entre sí, filtraban info de uno contra otros. Si no hay filtración interesada no hay investigación periodística posible. Esa es la verdad. Él no era muy conocido, sí lo era en Verbitsky, a quien el menemismo odiaba y la gente hablaba de Verbitsky no de Lanata. Éste, pega su salto en popularidad en la televisión con Día D, ahí sí se empieza a hablar de él, su estilo informal de gordo canchero y supuestamente piola que te divierte y te da la otra mirada cuestionadora en algún punto.

Al ser el menos culto y formado se apoyaba en la dirección conjunta de Verbitsky, Soriano y Pasquini Durán. Era apenas un mediocre redactor, tan es así que las resonantes investigaciones las realizó Verbistky, Lanata titulaba el diario con su estilo irónico cómo lo haría hoy un buen twitero en un diario que se hacía solo, sí organizaba (que no era poca cosa) y tenía claro la línea de ir contra Menem, coincidiendo con el duhaldismo y para ello contaron con el aporte fundamental de el Partido Demócrata de EEUU que filtraba info y ya tenían a Verbitsky en Argentina, un fiel representante de esos intereses. Había que apuntar a aspectos puntuales no al cuestionamiento general de liberalismo y sus privatizaciones. Hasta Majul, Leuco, Lejtman, Longobardi, en el último año de Menem se hicieron los piolas y criticaron la pista de Anillaco. Es que Página expresaba el discurso de esa clase media progre porteña, entonces te hablaba contra la corrupción menemista para no hablar contra el capitalismo, buscaba la reforma, el capitalismo «humanizado», no salvaje. Un sector carente de expresión política que apostó a la Alianza con De la Rúa y fracasó que luego se sumaría al kirchnerismo.

El periodista

La pobre formación cultural contrastaba con una alto entendimiento del poder y las claves para conseguirlo (construir relaciones sociales). Entendió que como ícono o expresión de esa clase media progre debía decirle lo que ella quería oír.

Los fracasos económicos en sus tantos emprendimientos empresario-periodísticos lo orientaron hacia la búsqueda de una vida cómoda y eso podía obtenerlo en la prensa tradicional, que tenía su público en el otro sector de la clase media: la clase media gorila. Era un paso a nivel de público y lo dio, en 2011 dejó Canal 26, dejó las deudas y la precariedad financiera y se fue a Clarín para ser quien era desde siempre un operador (no dijo nunca que era un operador pero dio señales…por eso las contamos). No es, cómo creen algunos, un periodista que se convirtió en operador de Clarín a partir de 2011. Siempre fue un operador que a partir de su alianza con Clarín y Magnetto se convirtió en un gran extorsionador político y económico que lo hizo millonario.

El muerto se ríe del degollado

Aprendió del resto, cómo hacen e hicieron todos: Majul, Feimann, Laje, Longobardi, Leuco, el mismo Verbitsky. También de Daniel Hadad que, de origen humilde y simple cronista, llegó en 10 años a poseer el principal medio digital de América Latina. Ambos se enfrentaron por posicionamientos opuestos, en aquellas recordadas ocasiones de la intoxicación de un niño en un Mac Donals y el caso del cura Grassi, por las que Hadad quería golpearlo y Lanata dijo que se defendería a los tiros porque no sabía pelear. Pasado el tiempo es posible que ambos tuvieran razón, Hadad operaba para Mac D’onals y Lanata es probable que quisiera extorsionar a la multinacional, porque en verdad casos de intoxicaciones fueron 1 o 2 nada más.

Lo último

La de Clarín y su amistad con los periodistas fascistoides es la más conocida, adoptado por la derecha oligárquica como fue adoptado de niño, se entregó a servir a sus tutores con cuanto armado le pidieran, con pasión y amor a esos intereses. No fue bueno nunca, ni cuando en algún discurso de premios Martín Fierro se hacía el ecuánime y conciliador. Fue un chanta vende humo, con 2 momentos de alta popularidad, en 2001-2002 en Día D, caída de De la Rúa (que evitaba transmitir en su programa pero le era imposible) y junto a los servicios de inteligencia contra Lázaro Báez. Enseguida le vino la baja en el rating y de su popularidad cuando gobernó Macri, a quien defendió y allí quedó relegado, como uno más. Hoy esos fascistoides repudiados lo reivindican y también los periodistas progres que le dan categoría de maestro. Para ellos seguramente lo será porque también operan y defienden lo indefendible como Lanata: el hambre del pueblo. Lo hacen cuando gobierna alguno de sus preferidos, los de derecha cuando gobierna Macri o Milei y los progres cuando gobierna Alberto-CFK-Massa.

Así fue el periodismo de Lanata, apuntado a la emoción al sentimiento, sin veracidad y mucha espectacularidad, corrió los límites para hacer operaciones y extorsiones, allanando el camino a los que venían atrás. Lo que no lograron Mauro Viale o Baby Etchecopar y todos sus amigos mencionados, de convencer a la clase media (progre o gorila), lo logró por momentos Lanata. Más aún desde la amplificación de la prensa de derecha y parapolicial que posee público cautivo de los integrantes de las fuerzas de seguridad y sus familias, asegurando 1 millón de personas de seguidores en cualquier caso o tema. Lanata hacía lo que tenía que hacer en la guerra mediática de Clarín: campaña contra Chávez, Nisman, el mencionado Lázaro Báez, defender a Ernestina de Noble y sus hijos apropiados. «El débil es cualquiera (Clarín, SRA o Macri) contra los gobiernos» fue su lógica. Su pobre cultura, compensada por altas remuneraciones desembocaron en esa falsa conclusión ya que la clase explotadora (poder de siempre) es más poderosa que cualquier gobierno (poder de turno), porque el sistema económico, cultural, social y político sostiene a esa clase por siempre. Así él culmina pasándose a esa clase explotadora del pueblo.