Vuelve el «Qué se vayan todos»
Vuelve el repudio social generalizado a políticos (oficialistas y opositores), empresarios y, medios de comunicación? Cómo influirá en las elecciones 2023? Crece el voto bronca, el voto en blanco, el no voto y el voto a la izquierda. Tanto el FdT como Juntos no llegan al 40 por ciento. La salida a la crisis desde el Campo Popular y la herramienta política del «Qué se vayan todos»
«Qué se vayan todos», el repudio generalizado
Las estafas y desilusiones electorales han desembocado, como allá por el 2001, en el desprestigio y rechazo generalizado de la sociedad hacia los políticos. Por ese motivo se ha acelerado la crisis de representatividad. Y eso, básicamente, hace que vuelva el «Que se vayan todos». Pero como un proceso mayor al del 2001. Hay decepción, incertidumbre y desesperanza. Todo se cuestiona, nadie cree, se llegó al límite.
Ese repudio o «Qué se vayan todos» ya se expresó en las legislativas 2021. Y se profundizará hacia 2023 y seguido. A causa de ello, ningún espacio llega al 40 por ciento en las elecciones del 2023; ese es el techo, sólo se puede bajar. El que gane la presidencia y la gobernación de Bs Bs lo hará con no más de ese 40 por ciento. Una parte de esa realidad la muestran las encuestas hoy. Nosotros lo vemos hace rato, por eso en 2021 fuimos los únicos que dijimos, antes del día de las elecciones, que el FdT perdía con Juntos, y éstos a su vez, no iba a superar ese 40 por ciento.
Adelantamos ahora lo que va a pasar en 2023. Cuando llegado el momento que suceda lo que decimos, todo el mundo se apropie de este análisis.
Por qué vuelve?
Por la experiencia de estos últimos años. Excepto en el plano de la salud orientada hacia pandemia de covid (puede valorarse como buena, aún con el episodio de las vacunas VIP), las políticas económicas y administrativas del estado nacional y bonaerense han sido desastrosas. Y la sociedad tiene para comparar, tiene la experiencia vivida durante los gobiernos kirchneristas y el de Macri. Y en esa valoración de las experiencias el gobierno sale mal parado. De allí la desilusión, la desconfianza y el inicio de un proceso de repudio a todo el arco político. La sociedad no se preocupa por el cumpleaños de Fabiola en Olivos, porque es una pavada que sólo le interesa a Jonathan Viale. Lo que sí preocupa a la sociedad es darse cuenta, quiénes tenían y tienen trabajo, de cómo se vivía antes de la pandemia: todo el día laburando y más que nada laburando. Es decir sin vida. Y eso lleva al cuestionamiento total del modo de vida. Incluso ahora es peor, ya que ante el acuerdo con el FMI y el regreso de Juntos, está en juego hasta esa vida acotada al trabajo exclusivamente.
Porque ya no hay 2 modelos en pugna, sino uno sólo, el modelo del FMI. Compartido, sostenido por los 2 espacios mayoritarios FdT (gobierno) y Juntos (oposición). Por eso pensaron, acordaron y votaron este acuerdo con el fondo y lo defienden y seguirán reivindicandolo por siempre. Hoy dirán «Es el mejor acuerdo posible» y en unos años dirán «En ese momento fue lo mejor que se podía hacer», aunque estalló todo. La antinomia entre 2 modelos económicos ya no existe, es un solo modelo de acumulación orientado a la exportación de comodities, de baja productividad industrial y pequeño mercado interno. Lo cual requiere un estado pequeño también y abre la puerta a una etapa de despidos y achique.
Así como no hay 2 modelos, tampoco hay 2 proyectos contrapuestos entre el FdT y Juntos. Eso podía haber sido en 2019, pero quedó demostrado en lo económico que hay similitud y bajo la conducción del FMI hay similitud y en la distribución de la riqueza hay similitud. Por lo tanto uno de los proyectos, o el proyecto, al tener tanta similitud se diluyó en el otro haciendo uno sólo. La prueba en persona de esa realidad es cuando CFK inicia la liquidación de su proyecto eligiendo a Alberto Fernández como líder y presidente del país. Cristina para congraciarse y amigarse con Magnetto, cede ante el amigo del genocida empresario: Alberto Fernández. de eso no se vuelve. Innecesaria e inconsulta elección, cuando cualquier otro/a candidato/a era también capaz de ganarle a Macri en 2019. Ahora lo detesta y parece querer diferenciarse. Pero CFK lo puso de capitán del barco del FdT que se hunde. Y por más que cambie de capitán y se ponga ella misma, el barco se hunde igual y caerá hasta el fondo del mar.
La herencia recibida, la pandemia, los palos en la rueda pasan a ser excusas, en 2019 la sociedad no votó para oír excusas. Votó para frenar el ajuste macrista y recuperar el nivel de vida de los gobiernos de Néstor Kirchner y CFK. La amplia mayoría votó para imponer esos 2 objetivos y la respuesta del gobierno fue y es «No nos dejan gobernar» … Y sí, qué esperaban, qué los dejaran gobernar? Se puede ser mas cretino?
La sociedad se quedó sin herramienta electoral y por eso comienza a repudiar al sistema y apela a otra herramienta: el «Que se vayan todos».
Sin representatividad política
El pueblo tiene un gran problema con esta crisis de representación. Se ha quedado sin dirigentes que defiendan eficientemente sus intereses. Los sectores más empobrecidos se han quedado sin CFK (autora intelectual de la actual situación de derrota) y sin FdT (a los pies de Juntos y del FMI). La clase media y media alta es manipulada cómo idiota por Juntos que le promete soluciones con payasadas como «ficha limpia» y «boleta electrónica» pero no le dice que va a tener que pagar la deuda con el FMI por 10 años, esa que se fugó Macri y sus secuaces, y que Alberto acordó saldar a costa del pueblo.
Tanto es así que hasta el censo nacional del 18 de mayo es para ese objetivo: los tarifazos de energía y su segmentación de aquí en adelante por una década por lo menos. Es decir un amplio trabajo de campo para profundizar dónde ajustar y apuntar extracciones y transferencias hacia las arcas del estado para pagar la deuda. Lo anterior, sumado al entrecruzamiento digital, forma un paquete de entrega de datos para la actual y la próxima administración que, aún con la fuerza de un limitado 40 por ciento de votos, va a intentar saquear a la población para cumplir el acuerdo con el fondo.
Cuando el presidente habló en abstracto de la herramienta del censo para «instrumentar políticas públicas» no fue ni es creíble, porque en lo abstracto se cree poco o nada (salvo en religión). Se cree en lo concreto (en política) y eso indica que toda la data del censo, en esta etapa de discusión tarifaria y salarial no es para favorecerte en algo (bajar edad jubilatoria, más días de vacaciones porque trabajás mucho, acceso a crédito y a vivienda o alquiler más baratos), sino para sacarte todo lo posible. Eso sí, vas a «subir» de clase social, porque estos tipos no te estigmatizan. Y pasarás a ser tarifa media alta, aumento del 20 (para clase obrera) al 40 ( para clase media) por ciento, porque tenés casa de material y 2 o 3 dormitorios, con chapas que brillan al sol. Y a Edenor, Edesur y Edelap, no les vas a poder discutir porque van a recibir tu info sobre tu «alta» posición que no merece subsidio.
Cómo se expresara en las elecciones?
Como ya mostró la elección 2021. El macrismo ganando arañando el 39 por ciento o menos, el FdT el 30 o menos y creciendo el voto bronca (voto blanco – no voto) y la izquierda. Constituyendo un tercio del electorado, al sumar lo exterior a las 2 coaliciones principales. Lo que significa que no hay dique de contención electoral ni social, sino minorías electorales pugnando por su porción de poder. Y la sociedad desairada y abandonada pero con el camino libre para la acción directa. No hay giro a la derecha de la sociedad, sí lo hay de los dirigentes políticos.
El ausentismo más alto de la historia determinará que, aun con un 51 por ciento de votos positivos, sea el ballotage más vacío de la historia. Porque en realidad contrapuesto con el padrón real llegaría al 30 por ciento o menos.
Incluso Milei no va a superar el techo de todos los espacios, se va a diluir. Y si a pesar de todo hiciese una buena elección, similar a la izquierda, el «Qué se vayan todos» barrería con él. Porque Milei está incluído en la lista negra del «Qué se vayan todos».
«Qué se vayan todos» como herramienta política
El triunfo del macrismo por menos del 40 por ciento, en 2023, es un hecho imposible de impedir pero sí es posible modificarlo. Lo positivo de ésto es que ante el inminente triunfo de Juntos en las próximas elecciones y apenas alcanzando un 40 por ciento, logrará la presidencia y la gobernación clave de Bs Así, pero no poseerá la fuerza para llevar adelante su plan de gobierno de recontra ajuste. Y antes de que se cumplan sus 2 años de gobierno estará la posibilidad concreta de echarlos (al gobierno de Juntos). Porque la herramienta más eficaz de los sectores populares y el pueblo es la embestida callejera, es allí donde pasa facturas y recupera sus derechos. La caída del poder adquisitivo el pueblo no la pudo frenar vía comicios, lo hará en las calles. Cómo en toda la historia del siglo XX para acá lo hizo. Cómo cierta vez hasta lo reconoció CFK «Néstor llegó a presidente por la crisis del 2001» y agregó algo así como «Si no minga nos hubieran elegido». Y así fue, Néstor fue producto del 20 diciembre. Los ricos y poderosos (la derecha) y sus instituciones se las bancaron y aceptaron a un hombre que venía con un plan de satisfacer demandas populares. Sólo así cerraron la situación de caos y de disolución nacional de aquel entonces.
Lo importante para el Campo Popular, como están las cosas, no es » militemos con todo» para que no vuelva la derecha en 2023″. Eso también es un hecho imposible de impedir y en todo caso la derecha ya está gobernando. Y en todo caso se puede discernir sobre si se trata de una derecha moderada o no. Aunque Alberto Fernández, Kicillof, con el precio de los alimentos inaccesibles, caidas y recortes salariales, y bajo las directivas económicas del FMI no parecen muy moderados. Tal vez sí desde el discurso pero a las palabras se las lleva el viento y queda lo que queda: los hechos.
Fue correcto unirse todos en 2019 para sacar a la banda macrista del gobierno, eso era lo principal. Pero ahora los objetivos son otros y no hay capacidad para afrontarlos. La herramienta ya no sirve, hay que ir por otras: «Que se vayan todos» para frenar de verdad al capital y a la derecha.
Pero no sólo de movilización callejera se trata. Las lecciones del 2001 no quedan ahí nomás. Porque existe otro elemento fundamental de aquél momento y que sin dudas va a volver: la nueva organización en asambleas populares. El pueblo argentino en 2 minutos te gana las calles, es kilombero el argentino, pero es inteligente y da el paso que hay que dar: se organiza.
Cómo ya se vio en 2001 la organización del pueblo se adapta a la realidad. Si sindicalmente no hay fuerza política-organizativa para echarlos, se opta por las asambleas populares horizontales y democráticas. Nada de sectorizar en gremios, grupos piqueteros, ONGs, partidos políticos e instituciones estatales o eclesiásticas. Todos participan: peronistas, radicales, socialistas, comunistas, anarquistas, nacionalistas, menos los fachos. Todo se resuelve en asambleas por barrios en las que participan todos por igual sin aparateadas tramposas y camufladas.
Hacia esa realidad vamos. Sería más fácil no contarla y dedicarnos a sobarle el lomo a algún político nacional, provincial o municipal. O como muchos medios también hacen a extorsionar empresarios y políticos. Pero no es la nuestra, porque somos un granito de arena del pueblo.
No hay que apurarse en la acción, ahora el proceso pasa por la cabeza. El pueblo sabe qué hacer. Y la clave y objetivo es que el que asuma en 2023 lo haga con la mayor debilidad posible para que no imponga ajustes ni el pago de la deuda al FMI. No será un proceso idéntico al de 2001, circunscripto a la capital del país, hasta tal vez cambie de nombre, pero ahora sí amenaza con manifestarse nacionalmente y cómo mínimo, y eso será decisivo, incluirá hasta al 3er cordón del conurbano. Habrá violencia? Seguramente que sí, como la hay ahora, ya que el estado (el gobierno tmabién puede serlo o no) es violento. Se vive cotidianamente en violencia y violentamiento permanente. Cumplir con el pago al FMI va ser muy violento, ya que nadie va a renunciar a perder su bienestar para pagar la que se robó Macri. El robo de Macri es violencia y el reconocimiento, por parte de Alberto, de ese robo es violencia. Por lo tanto el estado va a ser violento para quitar derechos y el pueblo va a contestar del mismo modo para defenderlos. No hay soluciones intermedias, incluso las institucionales propuestas por Guillermo Moreno no prenden no se aceptan en la clase dirigente. No se va a tratar de un revolución, sino que se va a tratar de tener comida (precio más caro en la historia del país) y trabajo, así como salud, educación, vivienda. De últimas la vida o el tiempo dirán si un proyecto capitalista o uno socialista, o ninguno, es capaz de resolver ambos problemas básicos.
Llevará tiempo. Vendrá una etapa de organización y de apertura de derechos y mejora en el nivel de vida con un gobierno que lo concrete. De ese proceso surgirán los nuevos dirigentes, como expresión genuina de las bases del pueblo. No los dirigentes artificiales actuales del oficialismo y la oposición, incluído Milei.
La crisis la crearon o la legitimaron todos, así que se vayan todos.