Bolivia: el partido de Evo Morales vuelve al gobierno

Derrotó al gobierno de facto cívico-militar de Añez. Al final no era una «ola» de derecha neoliberal. En Bolivia se dieron los dientes contra una pared por la estrategia exitosa del MAS de imponer elecciones para dirimir, entre la derecha golpista y los socialistas indígenas, qué sector cuenta con las preferencias del pueblo

Ganó el MAS, ganó Evo

Luis Arce, presidente electo. Ex ministro de economía de Evo

Es el hecho indiscutible. En elecciones controladas por la dictadura militar de Añez, el partido de Evo sacó más votos que en las de 2019 que motivaron el golpe. Aquella vez desde las oficinas de la OEA (a instancias de EEUU) se decidió derrocar a Evo, denunciando un supuesto fraude electoral que los partidos de Mesa, Camacho, Añez tomaron. Cómo así también los medios nacionales bolivianos, argentinos e internacionales que impulsaron una campaña de desinformación que legitimó en parte del mundo el golpe. Accionar que se desarrolló sobre una montaña de cadáveres efectuados por las fuerzas de seguridad bolivianas y hordas de civiles blancos y «niños bien» mestizos que cazaban «indios» y los eliminaban a cuchillo (aún circulan por las redes videos que lo muestran). Tampoco hubo ningún Informe Bachelet que denunciara estas violaciones a los DDHH en aquel momento. Recién 2 meses atrás, a fines de agosto de 2020, Bachelet aceptó las denuncias. Cuando ya se veía que la derecha perdía las elecciones.

A pocos meses del golpe el MAS de Evo concertó una tregua con salida electoral (criticamos esa estrategia pero Evo tuvo razón) y presionó para su cumplimiento. Algo que la dictadura no quería poniendo de excusa la pandemia. Por la presión, en agosto último, Añez dispuso la fecha definitiva del comicio el 19 de octubre. Y el resultado a favor de Arce (MAS) se explica por el recorte de beneficios que los golpistas aplicaron. Incluso sectores que apoyaron o fueron tibios con el golpe rechazaron los «ajustes» de la dictadura.

Huelga agosto 2020
Huelga agosto 2020

Alberto Fernández

Párrafo aparte merece la política de Alberto Fernández respecto de Bolivia. Incluso desde Nuevas Voces hemos criticado su postura sobre Venezuela. Pero en el caso de Bolivia fue acertada. En soledad, Alberto y Cristina, se mantuvieron firmes y solidarios con la voluntad popular boliviana. Los gobiernos de derecha los atacaron, los medios argentinos se burlaron pero el tiempo demostró que el presidente tenía razón. Y tuvo razón porque se mantuvo leal a los principios democráticos y populares. Ese es el modo de no equivocarse.

Al desandar el camino de Macri, de apoyo total a la dictadura boliviana, y brindar protección a Evo. Éste pudo desde Argentina coordinar eficientemente los planes políticos y electorales para volver al gobierno. Desde México, su lugar en un primer momento, hubiese sido imposible. Y no se debe olvidar que Macri autorizó el ingreso de ayuda en el norte del país para los golpistas. El triunfo electoral de Alberto y Cristina mejoró las condiciones para el regreso del MAS de Evo.

No estaba todo dicho

Es un triunfo de la Patria Grande sin duda. Por lo que tiene que ser la base hacia la recuperación de derechos. El racismo y el odio de clase no desaparecen de un día para el otro y la derecha se prepara a hacer lo mismo que en Argentina: condicionar a un gobierno popular. Tratar de ganar en las calles lo que perdieron en las urnas. No hay que olvidar que hace menos de 1 año esos mismos opositores ejecutaban centenares de personas.

Por lo tanto el pueblo boliviano debe estar movilizado y el nuevo gobierno debe apoyarse en ese pueblo. Sin caer en ningún cretinismo democratoide de «superar grietas» o «unidad nacional». Por el contrario, hay muchos asesinos sueltos en Bolivia y debe haber investigaciones que los encuentren y juzguen. No se trata de diferentes valoraciones éticas, se trata de crímenes de Lesa Humanidad que deben pagarse.

Imagen de homenaje a las víctimas del golpe- Nerina Canzi-Yanina Lovizolo

No estaba todo dicho. Es una grandísimo triunfo que debe profundizarse para que que gire América Latina hacia el Campo Popular.

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